HOGAR, DULCE HOGAR

Llegó el momento, ya no se puede alargar. Tenemos que buscar, y lo que es peor, tenemos que encontrar. Por desgracia tendremos que renunciar a alguna de nuestras pretensiones iniciales: techos altos, luminosidad, distribución más o menos lógica, zona... Sólo espero que no tengamos que renunciar a todas.
Y al final lo que importa no es que encontremos la casa más bonita, la más moderna o en la calle de más renombre. Lo único que tenemos que encontrar en nuestra casa.
Que la fuerza, y la paciencia, nos acompañen.